14/9/08

TEXTO: INTERVENCIONES Y EN JUEVES

INTERVENCIONES EN JUEVES

Como ya hemos comentado en otras ocasiones, los géneros y prácticas del arte actual –y por tanto dónde y cómo se muestra- están cambiando al ritmo que cambia la sociedad y su preferencias; al ritmo que cambia el público como “consumidor” de la obra de arte, sea esta teatro, música, pintura o la instalación dentro o fuera de un edificio o espacio público. Un público que, en muchos casos, está demandando de la gestión cultural nuevas prácticas artísticas que generen encuentros, posibilidades de relación y dinámicas en las que tanto el creador como el “observador” puedan compartir no solo la obra de arte y sus polisémicos significados, sino el momento mismo de la creación.
Muchos centros de arte de nueva creación ya no se definen como un lugar de exposiciones, sino más bien como un espacio para la interconexión y la elaboración de proyectos comunes, para las prácticas de arte en las que cada vez se encuentra más obsoleta y desterrada la simple contemplación de la obra. El público actual está cansado de la contemplación “pasiva” que a fin de cuentas no deja poso y prefiere la participación activa en los procesos de creación de la obra.
Estos nuevos espacios llevan ya algunos años funcionando con una probada eficacia, como es el caso de Palais de Tokio (París), los recientemente abiertos Le Laboratoire, (Lausanne) o Le 104 (París), instalados en antiguos espacios industriales, o Laboral (Gijón). En y desde estos lugares se generan prácticas hacia y con el público, poniendo en la palestra, por una parte, lo que es verdaderamente el “arte público”, y por otra estas nuevas formas de entender la creación que comentamos.
Las nuevas formas de abordar lo público (acciones participativas, trabajo con la comunidad, Internet, acciones en el espacio público) nacen desde colectivos interdisciplinarios y artistas independientes. ¿Cuáles son las motivaciones estéticas detrás de estos proyectos? ¿Contienen el germen de una nueva definición de arte, del status del artista, de sus trabajos, y de su relación en la sociedad? Creo que más que una nueva forma es una manera de retomar el sentido primigenio del Arte, cuando se elaboraba como un servicio a la comunidad, lejos de la adulteración mercantilista a que lo sometió el capitalismo.Cada vez es más palpable que no existe un espacio idóneo o privilegiado, existen una serie de posibilidades complementarias entre sí, que demandan del artista autonomía y claridad de criterio en su modus operandi a la hora de definir el espacio pertinente para su trabajo: un mismo artista puede plantear un proyecto en áreas cuyas propiedades espacio-temporales se pueden entender como estables o efímeras, como esta de Intervenciones en Jueves, sin que ninguna experiencia prevalezca necesariamente sobre la otra.
Un proyecto de arte público como este, como obra de arte, crea un espacio literario y narrativo en el que se desarrollan historias y vivencias y por tanto está alejado forzosamente de otras “prácticas” que nada tienen que ver con “lo público”, sino que se instalan en él como setas que nadie cultiva y a nadie interesan. El arte público en el siglo XXI tiene la obligación de crear “espacios de interacción comunicativa” y por tanto de participación colectiva. Es un conjunto de prácticas artísticas y culturales que buscan la construcción de lo público desde la memoria histórica del lugar en el que se emplazan, hasta las vivencias y trabajos de sus habitantes, de formas de vida alternativas, tal vez diferentes al resto de la ciudad, como es el caso que nos ocupa: el mercado de El Jueves. Un espacio, la calle, convertida en zona de chamarileo e intercambio en la que no solo se compran y venden los objetos más inverosímiles, sino que, más allá de esto, es una forma de entender la vida y las relaciones, algo que apenas ha cambiado en sus muchísimos años de historia ininterrumpida. Está documentado desde que Fernando III conquistó la ciudad y sin duda es una continuación de prácticas anteriores en la ciudad almohade.Al ocupar este espacio público y hacerlo referente y escenario de las reflexiones y vivencias de los ciudadanos, todos participamos en la “creación” de ese mercado, también en su carácter más profundo y trascendental. Intervenciones en Jueves retoma la historia no solo del lugar, si no de sus gentes, de sus formas de vida y de relacionarse, convirtiendo la Obra de Arte en un producto más del mercadeo, infiltrándose en los puestos, en las esquinas y en las casas.Actualmente hay muchos artistas que, como estos que participan en Intervenciones, trabajan en la creación de un modelo de sociabilidad que se formaliza a través de relaciones inter-humanas. En este tipo de trabajo está implícita la idea de que la obra genera relaciones no solamente entre el artista y el observador, sino también con el espacio físico, el conjunto de personas que pueden apreciarla y pueden intercambiar puntos de vista sobre ella, etc. Por supuesto, estas relaciones son de naturaleza extremadamente diversa y heterogénea, tal como apunta Nicolas Bourriaud en su definición de la “estética relacional”, tal vez la mejor aportación a la forma de entender las relaciones entre la creación y la sociedad actual y su manifestación en lo público.
Lo que es realmente interesante en este tipo de “actuaciones” es que están creando grupos de discusión y acciones en la ciudad, creando relaciones, no únicamente entre el mismo grupo de artistas sino con un público, una comunidad y un determinado contexto sociocultural, tan peculiar como el del entorno de la calle Feria sevillana, de tal forma que participando en él estamos entrando en una era de “dulce utopía", por utilizar un pensamiento término de Mauricio Cattelan.
Con Intervenciones en Jueves se generan auténticas relaciones entre la obra (tanto la del artista como la del que planta sus mercancías en la calle) y el observador público, el paseante y posible comprador (nos atreveríamos a decir “el disfrutador” de la obra), entre un pensamiento y un espacio, entre las ideas del artista y un contexto específico.
El mercado y la calle es, por un día, un espacio de diálogo, un espacio inter-humano, es decir, un proceso que se da sin depender de una operación comercial, aunque a través de ella. Se trata de un espacio que simplemente necesita de la mediación de un signo, de un objeto, de una imagen que genere diálogo entre las personas. Así de sencillo.Todo esto, y como perpetuación de la acción, queda recogido de alguna manera en Souvenir jueves. Una pequeña cámara como la que podemos comprar en las tiendas de recuerdos de muchos monumentos y que nos ayudan a recordar nuestra estancia (sobre todo lo hacían antes de la proliferación de las cámaras digitales).
Celia Macías, Maite Tirado, Concha Laverán, María Cañas y Víctor Manuel Gracia, los autores que han trabajado para esta cámara, han tratado de plasmar no solo su propia visión de El Jueves, sino de perpetuar una imagen del mercado, de la calle y de la gente que vende o que pasa. Las imágenes son un recuerdo que nos llevamos, pero como imagen que son, son reflejo y manifestación de una forma de vivir. Ojalá no termine nunca. ¡Viva el mercado de la Feria! ¡Abajo los centros comerciales! ¡Muerte a los traidores!

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